La Paz, 8 nov.- “Mañana (hoy) tempranito llevaré a mis dos ñatitas a festejarlas al Cementerio General. Bien me han cuidado este año. No me han hecho faltar nada”, afirma satisfecho don Eusebio Maldonado, un yatiri paceño que festeja de forma infalible a sus dos calaveritas, cada 8 de noviembre, desde hace cuatro años.

A una semana de iniciado el mes de noviembre, varios cementerios paceños se colman de cientos de personas que portan orgullosas sus ‘ñatitas’ (cabezas cadavéricas de seres humanos) coronadas de flores, que son portadas en altares muy elaborados o improvisados.

Fiesta de las Ñatitas en La Paz BoliviaAl menos 5 mil personas acudirán hoy con una o varias calaveras al Cementerio General de La Paz —calculó el administrador del lugar, Alexis Tavera, basado en la concurrencia de las gestiones pasadas—, donde les rinden culto con wajt’as, lokt’as y ritos para festejar su día en el mes de los difuntos, noviembre.

“Allí nos reunimos amayas, ajayus y almas pidiendo para que haya paz, armonía, producción agrícola, educación, trabajo, negocio, felicidad, amor y seguridad para todos los creyentes y sus familias”, manifestó don Eusebio a Cambio.

La festividad de las ñatitas, proviene de un ritual andino prehispánico, explicó el jefe de la Unidad de Conocimientos y Valores Ancestrales del Viceministerio de Descolonización, Cancio Mamani, antes de relatar que cuando llegaron los españoles acusaron a la fiesta de idólatra y con matices de brujería y hechicería, razón por la que prohibieron su celebración por considerarla pagana.

“A pesar de esta prohibición se la siguió practicando clandestinamente”, comentó el antropólogo, para quien el apego a esta tradición es tan antigua y fuerte que pervivió a lo largo de los años en la memoria de la población de la región andina hasta hoy, convirtiéndose en una festividad pública.

ORIGEN DE LA FESTIVIDAD DE LAS ÑATITAS

Antes del tiempo de la colonización, los indígenas acostumbraban sacar a los difuntos de sus tumbas, a quienes se les esperaba con una ‘apjata’ (un altar en forma de arco sobre una mesa), reseñó a Cambio el jefe de la Unidad de Conocimientos y Valores Ancestrales del Viceministerio de Descolonización, Cancio Mamani.

“Antes enterraban a los muertos en la posición en la que habían nacido (en posición fetal)”, describió el experto antropólogo antes de relatar que esta tradición ya no pudo ser practicada desde la llegada de los españoles a nuestro territorio, pues para ellos esta práctica era clandestina.

Por esa razón y durante mucho tiempo, los españoles no sólo prohibieron sacar a los muertos de sus tumbas, sino que empezaron a quemar los altares preparados por los indígenas para sus almas.

FORMA EN QUE SE MANIFIESTAN

De acuerdo con la experiencia del hombre, “el 8 de noviembre es una fecha que las ñatitas esperan como si fuera su cumpleaños”, porque —según él— ellas “son como personas, pues te escuchan, te dan consejos y se mueven como si estuvieran vivas”.

Aunque para muchos fieles cristianos esta fiesta continúa siendo pagana, por su relación con seres de dejaron de existir, aún hay quienes ven a los ajayus que viven en las calaveras como seres protectores y ahuyentadores de las persecuciones de la mala suerte.

“Antes que yo tuviera mi ñatita me iba mal. No podía prosperar”, afirma doña Paulina, devota que afirma conocer a una señora que incluso decidió casarse con una ñatita que en vida fue un médico y que ahora le hace compañía. “Ella cuenta que charla con él e incluso discute con él”, relató la mujer.

Para el antropólogo Mamani, este testimonio tiene mucho sentido pues muestra que la costumbre de nuestros ancestros —quienes desenterraban a sus seres queridos para charlar con ellos en el mes de los muertos— es verídica.

“Me habla en sueños cuando le hago preguntas”, narra don Gonzalo, quien asegura que en momentos de incertidumbre acostumbra pedir consejo a sus ñatitas. “Uno de ellos era sastre en vida y mete ruido de tijeras en las noches. Parece que conversaran entre ellas”, relata sin temor el hombre.

Grandes bendiciones compensan festejos y ofrendas abundantes

Festejos y ofrendas abundantes, que van desde rituales ancestrales costosos hasta fiestas bailables con bandas, grupos folklóricos y amplificaciones en locales, son la forma en que los miles de creyentes de las ‘ñatitas’ demuestran su agradecimiento por los favores y bendiciones recibidos.

Cerveza negra, flores, velas, coca, cigarrillos, platos de comida, bailes y grupos musicales son los recursos que se utilizan para el gran festejo.

“Los pasantes son grandes comerciantes y personas que comprobaron en carne propia que confiar en las ‘ñatitas’ da resultado”, relata don Gonzalo, un devoto de cuatro calaveras que cuenta que desde que su yatiri le regaló la primera cuenta con un trabajo fijo y seguro. “Ése fue el primer pedido que le hice con mucha fe a mi ‘ñatita’”, afirmó.

¿QUÉ PASA CUANDO SE OLVIDAN DE FESTEJAR A LAS ÑATITAS?

De acuerdo con la experiencia del hombre, en caso de no festejarlas el 8 de noviembre, se enojan y dejan desamparados a sus dueños, a quienes les quitan sus bendiciones y favores.

“Una vez, por mi trabajo tuve que viajar y justo me ausenté el 8 de noviembre, razón que me impidió llevarlas a festejar su día al cementerio. Ese año me fue mal en todo”, advirtió. Recordó que aquella gestión tuvo vendió varias de sus pertenencias ya que tuvo que trasladarse de emergencia.

Según el yatiri Eusebio Maldonado, esta costumbre ancestral es celebrada sobretodo en los departamentos del occidente y del valle. Sin embargo, es replicada en la región oriental debido a la migración interna. (Cambio)