La Paz, 10 jul.- “Los ruidos se siguen escuchando hoy en día, y los condenados están presentes en la memoria popular actualmente, a pesar de que los vecinos del siglo XVIII colocaron una cruz verde…”, testimonió una vecina de esta tradicional calle paceña.

La calle más emblemática de La Paz, no sólo por la historia que representa, sino también por las miles de leyendas y mitos que desde la época de la Colonia quedaron atrapados en su entorno, es la “Apolinar Jaén”, hoy por hoy la más visitada por turistas y cuidada por los vecinos de la zona Norte.

Calle Jaén ícono de La Paz.Ya desde su ingreso que colinda con la calle Indaburo, se puede percibir una cruz verde, símbolo de que esta arteria ya fue liberada de los fantasmas y espíritus malignos que en un pasado la hacían intransitable y terrorífica.

LA CALLE JAÉN UN PATRIMONIO PACEÑO

El Oficial Mayor de Culturas Wálter Gómez opinó que uno de los lugares mágicos de La Paz es la calle Jaén, ubicada en el casco antiguo de la capital, calle empedrada, de misterios que se esconden detrás de las paredes de sus casas coloniales

La misma era conocida como callejón Cabra - Cancha, donde se percibían varios fenómenos paranormales como fantasmas, duendes, almas en pena, ruidos infernales de carruajes tirados por caballos y cadenas arrastradas por el suelo, sembraban el pánico en los habitantes, según testimonio de las abuelas.

Es la única calle que se conserva prácticamente igual desde la Colonia.

Gómez aseguró que grandes héroes vivieron las casas que encuentran allí.

“En sus aproximadamente cien metros, alberga casas que, alguna vez, fueron habitadas por insignes paceños, entre ellos, don Pedro Domingo Murillo, protomártir de la Independencia que murió colgado por haber instaurado, junto con otros valientes, el primer gobierno criollo autónomo de la América hispana” , recordó la autoridad.

HISTORIAS Y LEYENDAS DE LA CALLE JAÉN

Miles de historias y leyendas hacen referencia a este lugar y existen testimonios:

“LA NOVIA”

Un joven llamado Ernesto Alvarez que vive cerca del lugar relató una historia sobre algo que le sucedió en la calle de los fantasmas. “Pasaba por la Jaén, luego de una reunión familiar vi acercarse a una mujer con un vestido chistoso, pensé que era una muchacha que iba a una fiesta le pregunte la hora, ya que parecía atractiva.

Luego me percaté que no tenía pies y que solo estaba flotando, mi única reacción fue caminar más rápido, el cuerpo se me paralizó y no había momento en el que llegue a la avenida. Apenas me di vuelta no había nadie estaba tan sorprendido que no sé cómo llegue a mi casa”.

“EL GASPARÍN”

Roberto Ríos, otro de los vecinos añadió que “escuchaba esta clase de cuentos y no los creía, pero una noche tuvo una experiencia propia que no la olvidará”.

“Eran casi las doce pasaba por allí como de costumbre y alguien me empujó, me enojé y le dije a la persona ‘¿que le pasa?’, quería agarrarlo ahí fue cuando me di cuenta que el tipo era un fantasma o Gasparín como lo llaman, porque mi mano atravesó su cuerpo, estaba paralizado, fue cuando me dijo que estaba de mal humor y que siempre se ponía así cuando pasaba por la plaza Murillo al ver la estatua porque no es la suya, se disculpó diciéndome que no era su intención haberme empujado….”

RUIDOS EXTRAÑOS

Doña Rosita Ríos, actriz paceña que tiene una tienda en la calle desde hace once años confirmó que se oyen ruidos por la noche

“Escucho muchos ruidos todas las noches sobre todo en la casa del protomártir Murillo”

Al igual que a otros vecinos contó varias historias como que “en la esquina de la calle había una viuda bastante hermosa que no dejaba pasar a ningún joven, después de la media noche, los llamaba y quienes se iban con ella, al amanecer aparecían ensangrentados y golpeados a la altura de la calle Alto de la Alianza”.

AHUYENTANDO ESPÍRITUS

Para contrarrestar de alguna manera el maligno conocido que es la viuda, que seduce a los hombres borrachos que se paran a altas horas de la madrugada en la calle como se citó, se optó por colocar una cruz verde hace varios años.

“Los ruidos se siguen escuchando hoy en día, y los condenados están presentes en la memoria popular actualmente, a pesar de que los vecinos del siglo XVIII colocaron una cruz verde y bendijeron el lugar con un sacerdote para ahuyentar a estos espíritus”, argumentó Clara Gutiérrez, que vive 30 años en la zona. (El Diario)