La Paz, 23 mar.- La batalla de Calama o batalla del Topáter, como se la conoce también, ocurrió el 23 de marzo de 1879 y fue el primer enfrentamiento armado de la Guerra del Pacífico.

En ese entonces los pueblos de Calama, Tocopilla y Cobija adquieren importancia en el teatro de operaciones de la Guerra del Pacífico.

Hasta el amanecer del 23 de marzo la defensa boliviana estaba organizada, se cavaron zanjas y se levantaron barricadas para obstruir el desplazamiento del enemigo chileno, pero la invasión continuaba y pasaron a tomar Tocopilla y Cobija, el próximo objetivo era ocupar el territorio de Calama y empezar a planificar la incursión del sur del territorio boliviano.

Mientras por el territorio de Calama se organizó el contraataque, dirigido por Ladislao Cabrera, con el apoyo incondicional de Severino Zapata y aproximadamente 135 hombres, que se armaron con lo que pudieron. Uno de los combatientes por la defensa de Calama fue Eduardo Abaroa Hidalgo.

Por la mente de Abaroa jamás pasó la idea de abandonar el combate, menos rendirse. Pero las balas pasaban una y otra vez, una de esas puso en jaque a su vida, hiriéndole la garganta, pero él continuó en la lucha. Fue cuando los soldados chilenos le pidieron que se rinda, y Abaroa exclamó a viva voz y con las últimas fuerzas: “¿Rendirme yo, cobardes?, ¡que se rinda su abuela… carajo!”.

23 de marzo: usurpación chilena injusta y guerra no declarada

Chile, Perú y la Fuerza

En la guerra en la que además participó Perú, como apoyo de Bolivia, el país fue el que más perdió.

Tras el conflicto, Chile tomó posesión de una importante extensión territorial (120.000 kilómetros cuadrados de territorio, 400 kilómetros de costa y puertos bolivianos), y de los ricos depósitos salitreros, guaneros y de cobre, los que fueron entregados mayoritariamente a las empresas británicas.

Sin embargo, Bolivia tuvo un objetivo claro en su política exterior desde 1880: retornar al mar. No obstante, el pacto de tregua de 1884 y el Tratado de 1904 sellaron su enclaustramiento, pero, dadas las condiciones de imposición con las que fueron firmados, nunca fueron asumidos como definitivos por Bolivia, al contrario que Chile (Fernando Cajías de la Vega, Chile, Bolivia y Perú: entre negociaciones y rupturas).

El director ejecutivo de la Dirección Estratégica de Reivindicación Marítima (Diremar), Juan Lanchipa Ponce, recuerda que “para acelerar la suscripción del Tratado de 1904 La Moneda propuso al Perú la conquista militar y división de Bolivia en tres zonas, que se repartirían entre Chile, Perú y Brasil, excluyéndose a la Argentina de toda participación”.

Además, “Chile envió a Bolivia a su Embajador Abraham König, quien de manera directa dio un ultimátum al Gobierno boliviano para acelerar la firma del tratado”, apuntó Lanchipa.

Así también, la firma del Tratado de 1904 no sólo fue el fruto de la violencia militar, sino también de la violencia económica, como lo dijera el escritor y diplomático boliviano Daniel Sánchez Bustamante: “El país quedó obstruido hacia el Pacífico. Sin industrias, ni escuelas, ferrocarriles, ni carreteras (…), tenía Bolivia con el Pacto de Tregua todos los elementos adecuados para morir”.

Bolivia rechaza el incumplimiento del tratado y lo denuncia ante el mundo.