La Paz, 2 abr.- Un total de 20.893 miembros, entre adolescentes y jóvenes, conforman 700 pandillas diseminadas en todo el país. El más afectado es el departamento de La Paz, según un informe proporcionado por el Viceministerio de Seguridad Ciudadana, del Ministerio de Gobierno.

De acuerdo con estos datos, en la ciudad de La Paz la cifra llega aproximadamente a 6.385 componentes; le sigue Santa Cruz con 5.083; El Alto, 2.200; Oruro, 2.055; Cochabamba,1.935;Chuquisaca, 1.077; Tarija, 812; la zona Sur de La Paz, 755; y el departamento de Potosí tiene 591 miembros, todos distribuidos en 700 pandillas juveniles.

La sede del Gobierno está afectada por el 46 por ciento del total de pandillas, con 328 organizaciones delictivas de este tipo, seguida por Santa Cruz con 180 grupos (25%), y Cochabamba, con el 10 por ciento, identifica a 77 pandillas juveniles.

El estudio revela que el consumo de bebidas alcohólicas, junto a otros estupefacientes, es alto en estos grupos, que operan principalmente en el departamento de La Paz (50,7%), Santa Cruz, Cochabamba y Oruro.

Santa Cruz registra igualmente un alto porcentaje en cuanto al consumo de bebidas alcohólicas, cocaína y marihuana, dentro estas agrupaciones juveniles.

Pandillas juveniles en Bolivia

Actividades de las pandillas juveniles en Bolivia

Las actividades que desarrollan las pandillas por lo general están enmarcadas en actos ilícitos, hechos violentos y violaciones.

El 37 por ciento de las actividades en las que participan estos grupos son peleas callejeras, robos y hurtos. Las riñas de grupos significan el 22 por ciento, seguidas de robos (18 por ciento); peleas, robo agravado y atracos un 9 por ciento, atracos un 7 por ciento, acogotamientos 6 por ciento, y por último atracos, violaciones y agresiones.

Armas utilizadas por las pandillas en Bolivia

Para llevar a cabo esas actividades, los integrantes de estas pandillas suelen valerse de algunos instrumentos.

Es así que el uso de elementos punzocortantes representa el mayor porcentaje (31%), objetos contundentes (26%), armas de fuego (10%) y uso de cuerdas (2%).

El año pasado, la cantidad de pandillas se incrementó en más del 50 por ciento con relación a la gestión 2010, año en que se contabilizaron 437 pandillas frente a las actuales 700 que atemorizan a las personas en las principales ciudades del país.

DATOS

• Uno de 4 jóvenes pandilleros es reincidente; el 70 por ciento de los integrantes de pandillas es menor de 18 años (de 12 a 18 años); desde 10 hasta más de 100 integrantes con frecuencia delinquen en grupo.

• Requisito de ingreso: enfrentamiento con un integrante de una pandilla, tatuajes, quemaduras, seudónimos, alias o apodos, consumo de drogas y alcohol, comisión de delitos en grupo, violaciones colectivas.

• Lenguaje: grafitti, señales de mano, lenguaje corporal, tatuajes, apodos.

• Propuesta del Viceministerio de Seguridad Ciudadana: implementación de centros de reinserción social (Gobierno nacional, gobernaciones, municipios y ONG); normativa específica sobre violencia juvenil; reapertura de los centros de rehabilitación de Caranavi, Miguillas y Chimoré; alianza estratégica con iglesias; acceso a la educación y trabajo de adolescentes y jóvenes y programas de prevención.

NÚMERO DE PANDILLAS EN BOLIVIA

Pandillas en Bolivia

Las mujeres son más vulnerables a los ataques de la Pandillas en Bolivia

El jefe de la División de Menores y Familia de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) de La Paz, Óscar Calle, indicó que el sector de la sociedad más vulnerable al ataque de las pandillas juveniles son las mujeres y niños.

“Dentro de los datos que manejamos, la población más vulnerable, es decir víctima de estas pandillas, es la de sexo femenino. El año pasado, 499 mujeres han sido víctimas de estos grupos delictivos, entre adolescentes y adultas”, indicó.

Explicó que uno de los delitos cometidos como requisito para ingresar en una pandilla es el robo, incluso delitos de carácter sexual, el consumo de drogas y alcohol. Asimismo están las peleas entre ellos o con otros pandilleros en busca de consolidar su poder en un territorio determinado.

Señaló que el común denominador para que un adolescente forme parte de una pandilla es la condición económica, la deserción escolar, la falta de empleo; lo que hace que “se vea marginado, y en aras de querer sobrevivir se constituye en un candidato para ingresar en estas pandillas”.

También está la desintegración familiar, la violencia intrafamiliar, la migración, la influencia grupal o simplemente la curiosidad o un falso sentido de protección.

La autoridad afirmó que los que integran estos grupos juveniles se encuentran en edades vulnerables a estos factores, que comprenden desde los 12 a los 30 años y en algunos casos extremos hasta menores de 12 años.

“La lucha contra este fenómeno social debe ser de forma conjunta, no solamente de la Policía; necesitamos el apoyo de las familias, porque es ahí donde puede distorsionarse la conducta del adolescente, también de los colegios y las instituciones estatales, porque necesitamos una rehabilitación y reinserción que sea efectiva; y así se está trabajando”, remarcó. (Cambio)