El Alto, 31 mar.- Las calles y avenidas aledañas a la tradicional Plaza Ballivián del Distrito 6 de El Alto se encontraban con poca concurrencia de gente, sin embargo, señoras comerciantes instalaron hoy una pequeña feria improvisada. Aproximadamente a las 13 horas retiraron su mercadería y retornaron a sus hogares cumpliendo con la Cuarentena total impuesto hace días atrás por la Presidenta Jeanine Añez.
Los pocos vendedores y compradores, lucían elementos de bioseguridad (barbijo y guantes), durante la mañana hubo un flujo económico agradable, la gente aprovechó en aprovisionarse de alimentos, hicieron caso con el distanciamiento de un metro (persona a persona).
Por otro lado, la presencia militar y policial fue notoria, pues a las 13.30 los uniformados empezaron a patrullar con estrepitosas bocinas y la gente empezó a escapar por temor a las multas y sanciones.
En las zonas Ballivián, 16 de Julio, Los Andes, Alto Lima, se pudo notar que el silencio provoca temor por el Coronavirus, donde existe mucha gente ha decidido no salir a las calles con la misma actitud que a inicios de la Cuarentena pues algunos manifestaron de forma descabellada que el chuño, oca, yuca pueden destrozar ese virus proveniente del Continente asiático.
“Yo tengo más de sesenta años, me siento muy dolida porque nunca he visto este tipo de restricciones, los jóvenes corriendo asustados y nosotras las abuelas temerosas por las represiones policiales, pues solamente salimos a vender y llevar algo de plata para nuestros hogares”, expresó con el semblante lloroso y desconsolada doña Eleuteria, comerciante de frutas.
En la recta final, personal del municipio de El Alto obsequiaba afiches que eran parte de una campaña de concientización a la gente sobre el uso correcto de los barbijos, cambiarlos cuando se humedece, no tiene que poseer rasgaduras y agujeros, que cubran boca y nariz, el barbijo no debe ser reutilizado, en reiteradas oportunidades pregonaban las frases “Quédate en Casa”, “Yo me quedo en casa”.
A nuestro retorno por las calles, militares controlaban cédulas de identidad y la terminación del dígito correspondiente de forma estricta en el ingreso a la Plaza Libertad.
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