La Paz, 13 jul.- Los hombres adultos que pagan por tener relaciones sexuales con adolescentes son personas comunes —padres de familia u hombres solteros de diferentes edades— quienes justifican sus acciones porque consideran que no están cometiendo ningún delito, sino que “ayudan” a enfrentar y superar problemas como la pobreza, debido, por ejemplo, a que ellas (las adolescentes) están en esa actividad porque así lo quieren o por “necesidad”. Esa es una de las conclusiones de la investigación: Variables psicosociales que forman al violentador sexual comercial e identificación de factores prevenibles en la incidencia de la violencia sexual comercial.

El mencionado estudio corresponde a una investigación impulsada por el Programa Tejiendo Redes Seguras (Protejeres) que es implementado en Bolivia por Educo, Fundación Munasim Kullakita, CEADL y Fundación Estrellas en la Calle, con el financiamiento de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). La investigación forma parte de un paquete que incluye otros dos trabajos sobre esta temática y presentados en La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, entre el 12 al 15 de julio de 2022.

Una de las investigaciones elaboradas en meses recientes ejemplifica cómo es el consumidor de comercio sexual con adolescentes
Una de las investigaciones elaboradas en meses recientes ejemplifica cómo es el consumidor de comercio sexual con adolescentes

La investigación de referencia se realizó el año pasado, en las cuatro ciudades del eje troncal de Bolivia. “Básicamente, con el propósito de conocer los justificativos y motivaciones que tiene un adulto para tener relaciones sexuales con una adolescente a cambio de un pago”, según explicó la coordinadora de Protejeres, Nancy Alé.

Durante la investigación se pudo conversar con hombres que frecuentan o tienen alguna actividad cercana a espacios donde se conoce que existen casos de explotación sexual comercial. “En algún caso, los investigadores realizaron entrevistas personales, en otros, organizaron grupos focales y, durante el diálogo con estas personas, se ha logrado inferir la existencia de adolescentes que están insertas en espacios y dinámicas vinculadas con la explotación sexual”, acotó Alé.

La coordinadora explicó que la exploración incluyó, además de los hombres que han contado experiencias vinculadas con adolescentes, a guardias de seguridad de los espacios que ofrecen estos servicios y comerciantes que tienen sus puestos de venta en las inmediaciones de estos predios.

En todo caso, el trabajo permitió acercase a comprender los imaginarios y prácticas que tiene un violentador sexual comercial e identificar algunos factores que pueden abordarse desde una mirada de prevención. “Existen muchos mitos para darle sentido a este ejercicio de poder. Por ejemplo, los hombres mencionan imaginarios como que aumenta su vigor si están con vírgenes o jovencitas. O consideran que esto reafirma su masculinidad”. Este es el resultado, menciona Alé, de que los hombres están formados en una sexualidad basada en la violencia y la dominación.

Entre las variables que logró desarrollar el estudio de Protejeres se pueden mencionar, por ejemplo, que los hombres suelen tener coartada su capacidad para vincularse a nivel afectivo; debido a las imposiciones de una masculinidad hegemónica en la que mostrar afecto es señal de debilidad, esto sumado a nulos espacios para el desarrollo de una sexualidad afectiva y que, en su lugar, encuentra en la pornografía el único modelo, formándose una falsa idea de que sexualidad es igual a imposición, violencia y dominación por parte del hombre que se convierte en dueño del cuerpo femenino “y puede hacer con este lo que quiera”.

El trabajo de investigación se desarrolló en las zonas consideradas “rojas” en las cuatro ciudades: 12 de Octubre, El Alto; Alonso de Mendoza, La Paz; avenida Aroma y el Avión, Cochabamba; y la avenida Cañoto, en Santa Cruz,

Las otras dos investigaciones exponen tópicos similares y corresponden a procesos impulsados entre 2020 y 2021: identifican el estado de situación de la explotación sexual comercial en el país; y la captación de niñas, niños y adolescentes, a través de redes sociales y con las nuevas tecnologías. En última instancia, los trabajos impulsados desde Protejeres tienen el propósito de contribuir al análisis y ser insumos para la generación de políticas públicas orientadas a fortalecer los mecanismos de protección de la niñez y adolescencia.

El 30 de julio de cada año se recuerda el Día Mundial Contra la Trata de Personas; es en ese marco que se tiene el propósito de generar el diálogo y la reflexión en torno al abordaje y la prevención de estos delitos que afectan a millones de niñas, niños y adolescentes en todo el mundo; y que requieren del esfuerzo conjunto y coordinado para proteger a la niñez y adolescencia boliviana.

/Prensa