La Paz, 29 jul.- La dependencia tecnológica y la impuntualidad de los estudiantes en la hora del ingreso a clases son los problemas más comunes en algunos colegios fiscales de la ciudad de La Paz.

Cambio visitó cuatro establecimientos escolares de la sede de gobierno, donde, a través de entrevistas con sus directores, evidenció la presencia de estas dos debilidades, cuyas consecuencias los maestros buscan revertir a través de iniciativas que motiven a los colegiales.

Estudiantes de secundaria“El estudiante se ha vuelto más dependiente de los medios tecnológicos. Depende en un 100 por ciento de la calculadora para dar un examen de matemáticas (...) Responde siempre que tenga esa muleta llamada avance tecnológico”, aseguró Dionisio Mamani, director del colegio Bolívar, fundado en 1953, que hoy alberga a más de 900 estudiantes en la zona de San Pedro.

César Pérez Mendoza, director del colegio Hugo Dávila, coincide con este aspecto.

“Sí, son dependientes porque cuando se les asigna un trabajo recurren a Internet, bajan el trabajo, le cambian el nombre y algunas fechas”, aseguró.

“Se han dejado absorber por ese sistema de investigación. Era más interesante cuando se acudía a las bibliotecas”, añadió.

Para la directora del colegio de primaria Naciones Unidas de Miraflores este problema aún no llega a los niños porque los libros que se usan son especializados y “no se los halla fácilmente” en Internet.

En el colegio Agustín Aspiazu, en Sopocachi, se tropieza con este problema; sin embargo, los profesores encontraron la forma de que el estudiante lea la información que baja de Internet: tienen que realizar un resumen del tema en el reverso.

A esto se suma que tienen la obligación de citar el nombre del autor del trabajo y describir los pasos que siguió para encontrar la información, explicó el director de ese establecimiento escolar, Rodolfo Saravia.

En el Hugo Dávila también se encontró la forma de disminuir los efectos en el aprendizaje y sus profesores exigen al estudiante que transcriba la información hallada en la red de redes.

Impuntualidad de llegar al colegio

La llegada al colegio después de la hora establecida es otra debilidad identificada en los colegios visitados por Cambio. En el colegio Aspiazu, por ejemplo, existe un grupo constante de entre 40 y 50 estudiantes que siempre llega atrasado.

El director Rodolfo Saravia responsabiliza a los padres de familia.

“Los padres se excusan con la disculpa de que es el hijo el que no despierta, pero hablando con el alumno, es el papá o la mamá el que no despierta. El problema es que no se organizan”, dijo.

Para Marilyn Moreno, primera autoridad del colegio Naciones Unidas, la impuntualidad es consecuencia de “ese enfoque en la sociedad de prevalecer los derechos ante las obligaciones”.

“Un ejemplo patético que vemos cada día es la impuntualidad. Al niño que llega a tiempo se lo felicita, pero al que llega tarde se le llama la atención; sin embargo, los padres que son responsables reclaman y se quejan”, dijo.

Dionisio Mamani, director del colegio Bolívar, afirmó que este problema es consecuencia de que ahora las sanciones de cualquier tipo contra los estudiantes están prohibidas.

“Hoy en día está terminantemente prohibida cualquier sanción física y moral, simplemente se debe comprender al estudiante, pero muchos se aprovechan de esto para no cumplir con sus obligaciones, como la impuntualidad, incluso con las tareas”, sostuvo.

Maestro-alumno, relación que ya no es vertical

Una de las características de las escuelas de hoy es la relación maestro-alumno, que dejó de ser vertical, en favor de la confianza entre ambos. “Es mejor integrarse, porque eso facilita el aprendizaje. Es por confianza y no por temor que el estudiante entra a clases y pierde el miedo a realizar preguntas”, señaló el director del colegio Bolívar, Dionisio Mamani.

En el Hugo Dávila, los docentes hacen prevalecer el “respeto a la psicología del estudiante porque están en etapa de formación”.

Ese respeto pasa, sobre todo, por no agredir al alumno.

Y la tecnología puso su parte en esta nueva relación, porque los estudiantes, en determinadas áreas, como computación, muestran conocimientos superiores al de sus profesores.

Sin embargo, el director del colegio Aspiazu, Rodolfo Saravia, advirtió que en este nuevo panorama algunos colegiales sacan ventaja para evadir sus responsabilidades, como cumplir con las tareas escolares y faltar el respeto a sus maestros.

Ahora se distingue entre evaluar y calificar

“Hemos llegado a distinguir entre calificar y evaluar, y evaluamos todo lo que el estudiante realiza como persona y ser humano”, afirmó el director del colegio Hugo Dávila, César Pérez.

Esa evaluación comprende valores, como el cumplimiento, la disciplina, responsabilidad y el respeto.

“Nuestra pretensión no es sacar un estudiante enciclopédico, sino identificar sus potencialidades para reforzarlas”, aseguró.

“Dentro de los nuevos paradigmas de la educación ya no se mide sólo la parte cognitiva, sino factores como la responsabilidad, personalidad, iniciativa creatividad”, comentó Dionisio Mamani, director del colegio Bolívar.

Mamani precisó que el perfil de los alumnos del colegio pasa por una “actitud social más que cognitiva”. “Son aptos para carreras militares como científicas”, añadió.

En el colegio Naciones Unidas, los maestros se empeñan porque los niños aprendan valores, como el “respeto, la puntualidad y el amor”.

“Antes de las vacaciones de invierno se realizó una feria de valores”, dijo la directora Marilyn Moreno.

PARA alcanzar éxitos “no hay que ser conformistas”

Samuel Choquetilla tiene 16 años, cursa sexto de secundaria y es el abanderado del colegio de varones Simón Bolívar de la ciudad de La Paz.

Está a un año de salir bachiller y ya decidió la carrera que estudiará: Medicina.

“Estudiaré Medicina para servir a la comunidad. Me especializaré en Oftalmología o Dermatología”, dice.

Postulará a la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), mientras tanto ya recorrió un gran número de embajadas en busca de alguna beca que le permita salir al extranjero para continuar sus estudios.

“De manera personal estoy yendo a buscar becas a las embajadas americana, británica, japonesa y francesa”, comenta.

Inglés, francés y música

Samuel está abocado a muchas actividades educativas. Además de asistir a clases todas las mañanas en el colegio Bolívar, estudia inglés, francés, música y todos los sábados se presenta al premilitar.

“Gracias a una beca que me dio el colegio Bolívar estoy estudiando francés. También paso clases de inglés y música en la Escuela Luis Felipe Arce”, detalla.

“Tengo todos mis días organizados”, responde cuando se le consulta cómo distribuye su tiempo para cumplir con tantas actividades.

“No hay que ser conformista”

Este joven atribuye su inquietud y deseo de superación al hecho de que “en la vida no hay que ser conformista”.

“Hay que poner las ganas requeridas para superarse uno mismo y llegar a lo más alto, no ser conformista”, asegura.

“La familia cuenta mucho porque desde temprana edad le inculcan a uno el estudio, el querer llegar alto, superarse cada día con la ayuda de Dios”, añade.

Samuel afirma que las limitaciones económicas no pueden impedir las ansias de superación de las personas.

“En cierta manera puede ser una limitación, pero si uno busca la manera puede encontrar los medios, reciclando útiles de años anteriores, como los colores y tapas de carpeta. Si no tengo suficiente dinero para comprar un texto están las fotocopias. Así uno va economizando en la familia, y más si tiene hermanos”, afirma.

El profesor es un guía

Para Samuel, los profesores ahora cumplen la función de guías, porque, en última instancia, el estudio es una decisión final de los estudiantes.

“El profesor es un guía que nos ayuda a comprender mejor las cosas, porque ahora el hecho de aprender no depende mucho de él, sino de nosotros, de las oportunidades que tenemos de investigar en Internet o en textos hermosos. Los maestros son ahora más amigables”, concluye.(Cambio)