Cochabamba, 3 jul.- Hace unos días, en ocasión del “Lanzamiento” de la Festividad de Urkupiña 2022”, en el municipio de Quillacollo, nuevamente se oyó el anuncio del planteamiento para que este acontecimiento religioso, sea declarado “Patrimonio Tangible e Intangible de la Humanidad” por la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura (UNESCO).

Sin embargo, desde hace un año, en que se posesionó un Comité Impulsor Interinstitucional, para ese específico propósito, no cuenta con los apoyos económicos anunciados.

Otros eventos en el país lograron sendos reconocimientos de la UNESCO menos Arkupiña
Otros eventos en el país lograron sendos reconocimientos de la UNESCO menos Arkupiña

Precisamente el sector público, es decir, el Ministerio de Culturas, la Gobernación Departamental y la Alcaldía de Quillacollo, reiteraron desembolsar los sustentos económicos, pero ellos mismos, desoyeron a sus propios anuncios.

No queda atrás la Parroquia de Quillacollo, que se sumó a estas ofertas, que tampoco hace patente su aporte, para completar la documentación necesaria, y la posterior presentación formal al organismo internacional.

Estas buenas intenciones datan de 2009; una publicación periodística de ese entonces, reveló que la Alcaldía de Quillacollo, presentó una documentación al Ministerio de Culturas. Cuatro años después, se posesionó a una representación interinstitucional para este mandado, pero se extinguió, desde el momento de su puesta en marcha, por inanición económica.

En agosto del pasado año, la actual ministra de Culturas, Descolonización y Despatriarcalización, Sabina Orellana Cruz, posesionó a un segundo Comité Impulsor Interinstitucional, que se destacó por su ampulosa constitución, equipo que en apariencia garantizaba su fecundidad en sus gestiones, pero también se le ofreció el mismo tratamiento al anterior, es decir, sin respaldo económico. A la fecha, ese debilitado Comité, cuenta con notorios tropiezos para el cumplimiento de sus funciones, pero como contrapartida, los anuncios oficiales cobran cada vez, mayor fluidez y contundencia.

Según las decantadas declaraciones de las autoridades, para concluir los expedientes exigidos por la UNESCO, se requieren de una producción audiovisual, además de registros de imagen fija de alta resolución y otros menores, que reflejen el significado intrínseco y extrínseco de este evento, que en la actualidad, alcanzó la categoría de fenómeno social, consecuentemente, se exige de un sustantivo soporte económico para la consumación de las tareas de la Comisión.

Otros eventos afines en el país, lograron los sendos reconocimientos de la UNESCO, en tiempos sumamente menores, mientras Quillacollo, ya registra 13 años, y por el ritmo experimentado, la postergación del ansia popular, acecha. 

Para superar este desfase, las autoridades públicas que se encandilan y embelesan con los anuncios, deberían “reactivar” sus obligaciones, para que la seriedad y la responsabilidad asuman pelaje, y dejar de lado el “encuarentamiento”, en el que al parecer, aún se encuentran.

Por: Johnny Fernández Rojas (periodista y gestor cultural)