Buenos Aires, 5 feb.- Impacta el altar enclavado en el centro. Velas blancas y flores rodean un retrato de la Evita glamorosa, con rodete, joyas y sonrisa amplia. Hay estampitas de santos. También de Néstor Kirchner. Más abajo, completa la escena un Ekeko -dios aimara- que envió de obsequio hace unos días el presidente boliviano, Evo Morales.
Así, ecléctico y peronista, es el restó bar que abrió sus puertas hace dos meses y ya es furor entre los kirchneristas.
Se llama Perón-Perón y por allí desfilaron ministros, funcionarios, voceros y militantes.
"Vienen peronistas y muchos de la nueva camada joven pro K. Pero también curiosos que no son del partido y turistas atraídos, principalmente, por la figura de Eva", explicó a La Nación Daniel Narezo, ex productor de Alejandro Dolina y uno de los dueños.
Emplazado en Carranza 2225, en pleno Palermo Hollywood, mezcla íconos de la década del 50 -desde viejas herramientas y overoles colgados sobre la pared hasta máquinas de coser Singer similares a las que repartía el gobierno- y grafitis actuales con la leyenda "Fuerza Cristina". En un rincón, y pintado por militantes de La Cámpora, hay un mural con la figura del ex presidente caricaturizado como El Eternauta.
En ese ámbito, "sellaron la paz" los ministros de Economía, Amando Boudou, y de Trabajo, Carlos Tomada, ambos candidatos por el oficialismo para jefe de gobierno porteño.
Para acallar el ruido interno, cenaron juntos en un encuentro convocado por Claudio Heredia, segundo del influyente secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini. De la partida fueron, entre otros, el viceministro de Hacienda, Roberto Felletti, y el secretario de Cultura, Jorge Coscia.
"Llamaron los de 6,7,8 para avisar que vienen después del programa", comentó el martes Narezo a Fabiana Segovia, productora de Víctor Hugo Morales y otra de las socias del emprendimiento, junto con María Laura Anselmi, vocera de Telefé. Además del plantel del ciclo oficialista, funcionarios vinculados con el área de medios son habitués, como el titular del ex Comfer, Gabriel Mariotto (que dejó de regalo una bandera que lo promociona), y el director de la agencia Télam, Martín García.
Como un rito, cada noche, a las 22.30, sorprende a los parroquianos la voz en off del periodista Alejandro Apo, con un poema sobre "el jefe y la capitana", que culmina con un "¡Viva Perón, carajo!"
Enlazado con el grito, suena la marcha peronista, momento épico de la velada.
Desde que debutó el restaurante, una de las apariciones más aplaudidas fue la del diputado ultrakirchnerista Carlos Kunkel. Acompañado de su familia, pasó buena parte del tiempo sacándose fotos con el resto de los comensales.
Más inadvertido pasó Gerardo Ferreyra, compañero de militancia de Zannini y dueño de Electroingeniería, la firma que creció al calor del kirchnerismo.
Según los propietarios del local, "todos pagan" y se deja propina. La carta -criolla y popular- es toda una declaración de principios: a la parrilla la denominan "especialidades al parquet" (un bife de chorizo está a $ 48); la ensalada césar se llama "Al Pocho lo que es de Pocho" ($ 30) y quien quiera mousse de chocolate deberá pedir por un "cabecita negra" ($ 18).
El peregrinaje de dirigentes incluyó al joven José Ottavis, al radical K Gustavo López y a los diputados Gloria Bidegain y Dalmacio Mera.
No tuvo suerte el legislador Juan Carlos Dante Gullo, que cayó justo un lunes, día en que permanece cerrado.
También fueron un puñado de artistas afines al "proyecto", como el músico Jaime Torres, la actriz Anabel Cherubito y Enrique Masllorens, integrante de la banda setentista La Joven Guardia.
Entre otros conocidos, estuvieron el abogado Miguel Angel Pierri y el periodista deportivo Fernando Niembro.
La música, de a ratos, se interrumpe con extractos de discursos de Juan Perón y Eva. Dos pantallas grandes transmiten en continuado Sinfonía de un sentimiento, el film del director peronista Leonardo Favio.
Ese lugar, que como curiosidad histórica en los 80 fue una unidad básica, hoy fascina al oficialismo.
Extractado por ABI de La Nación/Argentina