14 oct.- Luis Urzúa, el último de los 33 mineros atrapados desde hace 69 días en una mina en Chile, emergió a la superficie ayer por la noche y dio fin a un histórico y exitoso rescate que duró 22 horas y generó una inmediata explosión de júbilo en el país.
“Le sirvo el turno como habíamos acordado el día en que tuvimos la primera conversación. Espero que esto nunca más vuelva a ocurrir. Gracias a todos”, le dijo Urzúa al presidente Sebastián Piñera, quien lo esperaba al salir de la cápsula que lo transportó a través de un ducto desde los 622 metros de profundidad.
“Recibo su turno y lo felicito porque cumplió con su deber, saliendo el último como un capitán, nos sentimos orgullosos de todos y cada uno de los mineros”, le respondió el mandatario. Urzúa, topógrafo y jefe de turno el día en que se produjo el derrumbe, emergió a las 20.55 (hora boliviana), casi 22 horas después de que fuera rescatado el primer minero, Florencio Ávalos, a la medianoche del martes.
Con la salida de Urzúa, las bocinas de los camiones y las sirenas de las máquinas de rescate en el yacimiento San José anunciaron el fin de la operación. Chile entero se unió a la celebración. Las campanas de las iglesias repicaron, la gente se echó a las calles y en Copiapó, la ciudad vecina a la mina, la fiesta era mayúscula.
“Yo fui al mundial en Sudáfrica. Pero éste es el verdadero campeonato mundial de Chile. El campeonato mundial del mundo”, dijo Raúl Palma en Copiapó, ya sin voz de tantos gritos. “Yo estoy festejando desde hace 48 horas, sin dormir. Esto es fútbol de verdad”, agregó en medio de llanto y carcajadas.
Piñera confesó más tarde que fue tanta su emoción al hablar con Urzúa que “pensé que no iba a poder hablar con él”. Apenas Urzúa llegó a la superficie, los socorristas mostraron desde el fondo de la mina una pancarta que decía ‘Misión cumplida’.
Las autoridades, lideradas por el presidente Piñera e ingenieros y socorristas, se fundían en interminables abrazos, mientras en el campamento Esperanza, instalado en las afueras de la mina, los familiares no tenían espacio en sus carpas para tanta alegría. Uno de quienes más se emocionaba era el jefe de las operaciones de rescate, el ingeniero André Sougarret, quien fue el artífice de este esperado parto de la tierra, y que a veces no lograba contener las lágrimas al ver el nacimiento, uno a uno, de ‘sus 33 hijos’.
Los abrazos de los mineros con sus familiares iban acompañados de sollozos y suspiros que parecían haber estado guardados por mucho tiempo entre el cuerpo y el alma.
Ayer fue un día largo donde uno a uno los mineros fueron sacados, sin que se presentaran problemas en el operativo. Uno de los rescates más esperados fue el del ex futbolista y seleccionado chileno Franklin Lobos, de 53 años, a quien Piñera recibió en la boca del ducto. Lobos recibió un balón, que pateó dos o tres veces y luego abrazó al mandatario.
En ese marco, Manuel González, el último socorrista que quedaba en el fondo de la mina chilena San José tras ayudar a rescatar a los 33 mineros atrapados, llegó a la superficie a las 00.05 (hora boliviana) de la madrugada de hoy, con lo que se dio fin a este operativo con total éxito.
González, un experimentado socorrista y quien fue el primero en tomar contacto con los mineros el martes, fue recibido al pie del ducto por el presidente Piñera.
Los mineros fueron rescatados uno a uno a través de una cápsula que subió por un ducto de 622 metros desde el fondo del yacimiento. Seis socorristas bajaron por ese mismo ducto para asistir a los mineros y González fue el último en emerger.
El accidente ocurrió el 5 de agosto en la mina San José, en el desierto de Atacama, 800 km al norte de Santiago, cuando los 33 mineros (32 chilenos y un boliviano) se preparaban para abandonar la faena.
Mina San José - AFP