17 ago.- A una niña la mataron mientras jugaba en una calle de Basora. A un detenido esposado lo sacaron a la calle para ejecutarlo a tiros. A dos sospechosos que se estaban rindiendo les dispararon desde un helicóptero Apache porque en la base pensaban que seguían siendo “objetivo legítimo”. Son sólo unos pocos ejemplos del macabro relato del día a día en la guerra de Irak que se desprende de los registros que llevaban los propios soldados norteamericanos sobre el terreno. Son miles de fichas que relatan abusos cometidos por ellos o por las tropas iraquíes leales a los aliados. Washington no quería que lo supiéramos, pero Wikileaks lo ha sacado a la luz mundial a través de Internet.

Cerca de 400.000 documentos internos del Ejército de EEUU divulgados el 10 de octubre de 2010, por la página de Internet Wikileaks, han puesto al descubierto los sistemáticos abusos, torturas y ejecuciones extrajudiciales cometidos durante la guerra de Irak tanto por las tropas aliadas como, sobre todo, por el Ejército iraquí con la tolerancia de las tropas estadounidenses. Hillary Clinton ha dicho que la difusión de los documentos pone en peligro la vida de los soldados. Esta publicación fue parte de la serie de denuncias de violación de derechos humanos, espionaje y otros que publicó Julian Assange a través de Wikileaks.

Los documentos, publicados a pesar de las presiones del Pentágono para impedirlo, permiten incrementar en 15.000 el número de civiles muertos a causa del conflicto. Iraq Body Count, una organización que intenta evaluar el número de víctimas de la guerra de los que se tiene constancia, cree ahora que en Irak murieron al menos 150.000 personas, el 80% de ellas civiles.

Wikileaks ya difundió en julio de ese año más de 90.000 documentos oficiales sobre la guerra de Afganistán. La filtración de ayer multiplica esa cifra por cuatro y ofrece un retrato espeluznante de los abusos de derechos humanos en la guerra de Irak, en lo que constituye “el detalle íntimo de esa guerra desde la perspectiva de Estados Unidos”, en palabras de Julian Assange, fundador de Wikileaks, que defendió en Londres la filtración, apoyado por representantes de Iraq Body Count y varias organizaciones defensoras de los derechos humanos.

Los documentos suponen un total de 391.831 informes de “acciones significativas” redactadas por las tropas estadounidenses en Irak que describen torturas y ejecuciones de detenidos, a menudo practicadas por soldados del Ejército iraquí. El profesor John Sloboda, de Iraq Body Count, explicó en una rueda de prensa en Londres la muerte de estas 15.000 personas.