Iván Castillo, una vez que se retiró del fútbol, incursionó en la confección de ropa deportiva. “Así me mantengo cerca del deporte”, dice.

Después de que dejó el fútbol, Iván Castillo Salinas se puso a pensar en qué iba a ser de su vida luego de dejar la práctica del fútbol. Decidió incursionar en la confección de ropa deportiva. Fue así que se instaló en una casa de la calle Rafael Pabón, de la zona Villa El Carmen, desde donde comenzó a hacer sus primeras armas.

Invirtió 20 mil dólares para la compra de las máquinas. Todavía no tiene el equipo completo, pero hace un mes ha abierto las puertas de su tienda de la empresa que se llama Castillo Sports, que, como todo emprendimiento nuevo, está dando sus primeros pasos y confía en consolidarse en el mercado.

Por el momento, la actividad la realiza en dos sectores, la máquina bordadora , la más grande, está instalada en El Alto. Hasta allí van Iván y algunos de sus colaboradores para culminar con el proceso de confección del material deportivo.

Este año viste a Mariscal Braun, club de la Primera A del fútbol paceño, también a otros clubes de los torneos de barrios.

Castillo Sports quiere crecer, su propietario apunta lejos y cuenta sus objetivos.

¿Cómo incursionaste en esta actividad?

Aproveché mi paso por el fútbol para poder formar una nueva empresa, iniciar otra etapa de mi vida con un trabajo nuevo e intentar aprovechar al máximo lo que gané dentro del fútbol. Vestí indumentaria de varias marcas, conocí texturas y calidades, eso fue lo que me animó a crear mi propia empresa y darle al cliente algunos gustos que tenía cuando era jugador.

¿Hace cuánto que funciona Castillo Sports?

Abrí la tienda hace treinta días, pero sí estuve trabajando ya hace unos dos o tres años, ese tiempo sirvió para mejorar la calidad del producto, para poder probar distintas texturas, telas y modelos de poleras. Sobre todo aprendí a llegar al cliente de la mejor forma posible con una calidad por la cual puedan salir satisfechos todos.

¿Cómo surge la idea de crear esta empresa?

Siempre fuí visionario, la verdad que era muy exigente dentro del fútbol y en mis últimos años me preguntaba qué será de mí luego del fútbol y me decía quizás pueda abrir algún negocio y me quedé definitivamente con esto de la ropa deportiva. Creo que es una rama muy linda que ayuda a vestir a la gente nacional; además, la mano de obra es nacional y muy calificada.

¿Con cuánto de capital empezaste?

Tengo más o menos invertido unos veinte mil dólares en maquinaria, es una buena inversión. Todavía tengo un capital más como para poder seguir invirtiendo, lastimosamente el espacio que tengo acá (Villa El Carmen) es pequeño. La bordadora con la que se trabaja la tengo en El Alto, entonces tengo que ir hasta esa ciudad para completar esa parte del trabajo. Pienso expandirme más, conseguir un lugar donde los trabajadores desarrollen su actividad más cómodos y seguir implementando más máquinas, que es fundamental en este rubro.

¿Con cuántas máquinas y equipos funciona?

En total son catorce máquinas. Tengo una sublimadora que sirve para fabricar las poleras estampadas, creo que las buenas empresas están trabajando con este tipo de máquinas, entonces creo que es lo escencial para poder competir y entrar al mercado de igual a igual contra cualquier otra empresa. Las otras máquinas tienen sus características particulares y, obviamente, mi objetivo es llegar a las veinte máquinas y estar completo.

¿Qué materiales de ropa de confección utilizas?

La tela que hay en el mercado local, como el piqué, taylors, Adidas, la microfibra, el algodón 50 por ciento, el algodón barnizado, el poliéster, que son las telas que sacan en el mercado. Trabajo con algunas empresas nacionales que fabrican la tela e intento escoger lo mejor como para poder satisfacer al cliente. Algún material me llega de Chile, también de Perú, pero la mayor cantidad del material indispensable lo consigo acá en Bolivia, porque hay empresas nacionales que ofrecen buena calidad con relación a la importada, lastimosamente hay que adecuarse al mercado que hay, porque en nuestro país la gente prefiere lo “bueno, bonito y barato”. En un futuro quiero llegar a fabricar mi propia tela.

¿Cuántos trabajadores y familias se benefician con esta actividad?

Son seis personas, de ellos más o menos sus dependientes son unas quince personas en total, creo que es un buen número para comenzar, obviamente que pienso expandir y poder albergar a la mayor cantidad de trabajadores. En vez de ir a sufrir a la Argentina o Brasil, se puede trabajar acá, creo que hay trabajo, lastimosamente el boliviano siempre quiere irse lejos, quizás por vergüenza de trabajar entre nosotros mismos. Ahora yo voy a abrir las puertas a la mano de obra nacional y cualquier trabajador que se sienta capacitado para venir aquí será bien recibido.

¿Qué objetivos a corto, mediano o largo plazo?

Es a largo plazo. Sólo para subsistir necesito trabajar a corto plazo, porque tengo que pagar una planilla, tengo que tener el material para las muestras o el stock necesario como para poder almacenar y estar acorde a lo que el cliente te pueda pedir.

¿En este tiempo lograste vestir a algún club paceño o del interior?

No, por ahora no, pero sí el año pasado vestí al Club 31 de Octubre de la Asociación de Fútbol de La Paz y este año estoy con Mariscal Braun, también los equipos de las villas se abastecen de mi ropa, pero el objetivo del próximo año es vestir por lo menos a un equipo de la Liga.

¿Tiénes alguna sociedad?

No, ninguna, soy solo, ni siquiera tengo crédito bancario, lo hice con el dinero que gané en el fútbol. Me hubiera gustado seguir otra carrera aparte del fútbol como para poder tener una idea mejor. Por dedicarme al fútbol no salí ni siquiera bachiller, entonces, lo que venía a mi cabeza era esto y dedicarme a esto, nada más.

¿Qué opinas de las firmas Gav Sport, Willy's o Gatty Sport?

El objetivo es superarlos, creo que esas empresas no comenzaron con las máquinas que tengo yo, sé que esas empresas comenzaron con menos máquinas todavía; entonces, creo que estoy yendo por buen camino y pienso que la publicidad es indispensable para competir con ellos.

¿Qué opinas de la piratería?

Obviamente perjudica a la mano de obra nacional, quizás uno puede poner una polera a treinta bolivianos y resulta que en las “mañaneras” se encuentra ropa peruana o de contrabando a diez bolivianos; uno se pregunta de dónde ganan. Una polera sublimada cuesta entre cien bolivianos y más, pero uno va a las “mañaneras” y resulta que está a veinte o treinta bolivianos, esas cosas perjudican a la industria nacional, ojalá pueda haber un mayor control y que las empresas que estamos intentando trabajar de forma legal podamos ser respaldadas por Impuestos Internos y el Gobierno.

¿Dejaste definitivamente el fútbol?

¡Totalmente! Obviamente sigo con la carrera de director técnico, más que dirigir a nivel profesional, me gusta dirigir a los niños y jóvenes, tengo la escuela en Chuquiaguillo, pero tengo que dedicar más tiempo a mi empresa. La imagen que logré en el fútbol también me sirve para vender mi producto. Me preparé para esto porque la carrera del futbolista es corta, si uno no lo aprovecha, no ahorra y no sabe manejar lo muy bien que se gana en el fútbol, seguramente terminará manejando un taxi, con lo digno que es esa actividad.

¿Por qué dejaste el fútbol?

Yo sentía que podía seguir jugando, me retiré a los 37 años, porque no veía atrás mío o delante mío a alguien que podía superarme o ser más que yo, pero dije, me dedicaré a ser otra cosa; aparte, mis pequeñas también ya estaban grandes, porque en el fútbol a los 37 años uno es viejo (ríe), anciano, por ahí escuchaban eso y se sentían mal, entonces dije, antes que sufran prefiero retirarme.

¿Qué es de la Escuela de Fútbol Ramiro Castillo?

En realidad ya dejé hace dos años. La verdad lo dejé con mucha pena porque son diez años de mi vida que los había dedicado con los chicos, que ahora están jugando en la Primera A, habíamos avanzado desde la sub 15 hasta llegar a la Primera A, habíamos hecho un proceso muy largo. Tenía las divisiones inferiores, la verdad que estaban rayando y compitiendo a gran altura consiguiendo títulos y estábamos a la altura de las escuelas de ABB y Bolívar, que son las más importantes de La Paz.

De quince a diecisiete campeonatos que había en la Asociación entre las tres escuelas nos repartíamos todo, entonces habíamos llegado a un alto nivel; yo me tuve que ir, uno por esta empresa y otro porque en la vida siempre se quiere crecer y hacer algo por uno mismo, entonces no depender de otras cosas.

¿Tu salida de la Escuela fue por problemas familiares?

No; la verdad, lo que no me gustaba era la lucha constante con la dirigencia de la Asociación porque, la verdad, no hacen bien las cosas.

Me acuerdo que a chicos de Ciudad Satélite o de Río Seco les programaban partidos a las ocho de la mañana y a los de zona sur les programaban a las dos de la tarde, es paradójico, porque un chico que tenga que bajar de El Alto tiene que levantarse a las cinco de la mañana para jugar a las ocho, contra todo eso peleaba.

Intentaba compensar con discusiones en la Asociación que me programen en un horario que pueda competir de igual a igual con las otras escuelas; en su momento no encontré el apoyo que necesitaba para seguir luchando, y para seguir con esto prefiero hacer lo mío.

¿Cuáles fueron tus nuevas promociones?

Logré promocionar a Jenrry Alaca y Herlán Álvarez, los dos de La Paz Fútbol Club, a Leonel Morales, que está en Universitario; José Espejo (Bolívar), Ariel Ballivián, que estaba en Bolívar y se lesionó, y a Carlos Coronel (Real Potosí). Estoy en lo mismo con chicos de 14 y 15 años; viven acá, estudian por la noche y entrenan conmigo en la mañana y en la tarde. Algunos de ellos llegarán al fútbol profesional, pero tienen que dar todo de sí y esforzarse para llegar lejos.

Las frases

"Siempre fuí visionario, la verdad que era muy exigente dentro del fútbol y en mis últimos años de mi actividad me preguntaba qué sería de mí luego del fútbol”.

"Tengo más o menos invertido unos veinte mil dólares en maquinaría. Todavía me queda un capital más como para seguir invirtiendo”.

"Me retiré a los 37 años. Jugué hasta esa edad porque no veía atrás mío o delante a alguién que podía superarme o ser más que yo”.

La ficha

Iván Sabino Castillo Salinas nació en Coripata el 11 de julio de 1970. Sus padres son Francisco y Primitiva. Sus hermanos son Eloy, Maxi, Martha, Patricia y el fallecido Ramiro. Como futbolista se inició en Independiente Alas de la AFLP. De allí saltó a Always Ready. También jugó en inferiores de Argentinos Juniors. Luego pasó a Bolívar, de donde se marchó a Gimnasia y Esgrima de Jujuy. Regresó a la Academia, de allí se vinculó a The Strongest y terminó su carrera en La Paz F.C. Se casó con Marcela Dulón Aliaga. Sus hijas son Imar (13), Dennis (10) e Ideimar (3).

Fuente La Prensa