En medio de la polémica por la crisis presupuestaria de Estados Unidos, en 2011, se elevó una voz clara en el desierto: si los ricos de la primera potencia del mundo tienen más dinero, entonces ¿por qué no pagan más impuestos?

Y para reforzar su argumento, tan sencillo como lo son todas las verdades, explicó que él, que era uno de los diez hombres más ricos del mundo según la revista Forbes, tributaba menos que su secretaria. Es decir, casi nada. Al presidente Barack Obama, atento a las declaraciones de este célebre personaje, le pareció una idea ecuánime, pues quien tiene más, debe tributar más, y viceversa, lo cual se conoce como la progresividad impositiva, pero no logró efectuar una reforma a la estructura de impuestos que dejó el ex presidente republicano George W. Bush, que favorece a los más ricos.

De hecho, era una de las bases de la campaña de Obama para la reelección y la llamó “regla Buffett”, pues buscaba elevar los impuestos hasta un 30% a las personas que ganan más de un millón de dólares al año; actualmente, los que tienen ingresos por ese monto sólo tributan un 18%. Pero la iniciativa naufragó en el Senado.

Quien dispara esas ideas llenas de lógica es el archimillonario Warren Buffett, sólo menos rico que el mexicano Carlos Slim Helú y los estadounidenses Mark Zuckerberg y Bill Gates, quien tiene opiniones acaso radicalmente opuestas a las tradicionales sobre el dinero. También es conocido, en el ámbito bursátil o del mercado de capitales, como el “Oráculo de Omaha” -debido al lugar donde nació- por sus acertadas predicciones económicas y también porque ha empleado ese talento para edificar una de las fortunas más importantes del mundo.

Buffett es el único rico que ha labrado su inmensa fortuna, estimada en unos 46.250 millones de dólares, como broker, es decir, como un inversionista bursátil que compra y vende acciones o participaciones en compañías de diversos rubros productivos y de servicios.

Hace una semana informó que tenía un cáncer de próstata. “La buena noticia es que los médicos me han dicho que mi enfermedad no es una amenaza para mi vida ni algo que me vaya a debilitar significativamente”, explicó el también conocido como el mejor inversionista de todos los tiempos.

Filántropo

En 2010 sorprendió cuando dijo que había decidido donar el 80% de su fortuna -unos 37.400 millones de dólares- a la fundación de Bill Gates y de su esposa Melinda, una organización que se dedica a realizar tareas filantrópicas.

Una determinación inusual en una sociedad como la estadounidense, en la cual no siempre se ha alcanzado el ideal de la igualdad material de oportunidades, pero en cambio sí una concentración del dinero en pocas manos.

Al ser consultado por la reacción de sus hijos, quienes son sus herederos legales, Buffet ha señalado que no cree en las “dinastías de millonarios” ni en que “los padres tengan que dejar una posición económica o social a sus hijos”; por el contrario, opina que “los hijos deben tener educación y trabajar para buscar su posición en la vida” y agrega que no cree “en las fortunas familiares, sino en la igualdad de oportunidades”.

Como si la acumulación del dinero no le interesara como un fin en sí mismo -aunque tampoco es válido creer que es algo que no lo ha motivado en su vida-, Buffett ha iniciado una cruzada para lograr que más ricos estadounidenses donen, ya sea en vida o como un legado, el 50% de sus fortunas para impulsar causas filantrópicas o de caridad. La iniciativa que impulsa este potentado sui géneris se llama Giving Pledge (Dando promesas o esperanzas, en español) y ya cuenta, a la fecha, con 81 familias que transitan por la ruta abierta por Buffett.

Remató la donación con estas palabras: “hay más de un camino para llegar al cielo, pero éste es uno de los mejores”. Y luego: “hay que devolver a la sociedad lo que nos ha dado”.

Raro millonario, que además tiene concepciones singulares sobre los negocios y el dinero, porque agregó, respecto al dinero que transfirió a la fundación de Gates, que “si doblas el tamaño de la inversión, puedes obtener más del doble de resultados”. Y eso que en ningún momento habló de ganarse el cielo por medio de la caridad.

Lo que piensa

El inversionista, quien comprara su primera acción a los 11 años y que adquiriera una pequeña granja a los 14 años con el dinero ahorrado que ganó como vendedor de periódicos, tiene pensamientos no tan comunes sobre el dinero y ha dado consejos singulares para invertir en los mercados de capital.

El millonario, quien todavía vive en la pequeña casa de tres cuartos en Omaha que compró luego de casarse hace 50 años con Susan Thompson, con quien tuvo tres hijos -se separaron en 1977-, dice, por ejemplo, que “el dinero no crea al hombre, sino que fue el hombre el que creó el dinero”.

Y una lección para los que se estresan: “la vida es tan simple como usted la haga” y además “no haga lo que los otros digan. Escúchelos, pero haga lo que lo hace sentir mejor”.

En medio de la sociedad de consumo en la cual hizo su inmensa fortuna, parece un hereje cuando les dice a quienes se desviven por contar con lo último en sus vestidores o que se desesperan por comprar: “no se vaya por las marcas. Póngase aquellas cosas con las que se sienta cómodo”. Y además: “no gaste su dinero en cosas innecesarias. Gaste en aquellos que de verdad lo necesitan”. Lo que ciertamente haría retorcerse en su tumba a un materialista que todo lo mide por el vil metal es lo siguiente: “si el dinero no sirve para compartirlo con los demás, entonces ¿para qué sirve?”.

No es, obviamente, alguien que haya confiado en las directrices de los políticos o de los líderes de la colectividad, porque de lo contrario no afirmaría, respecto a lo que uno debe hacer, que “después de todo, es su vida. ¿Para qué darle la oportunidad a otros de manejársela?”.

No obstante, como lo ha demostrado el intento de Obama de lograr que los ricos pagaran más impuestos, su opinión no sólo es escuchada, sino respetada. Por supuesto, lo ideal sería que un mayor número de ricos del país más opulento del planeta se uniera a sus ideas, pero eso tal vez sea equivalente a pedir peras -o dólares- al olmo.

 
Esta nota fue publicada en la revista Miradas del domingo 29 de abril.




Fuente: http://paginasiete.bo/2012-04-28/Miradas/Destacados/22-23Mir01290412.aspx

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