La Paz, 28 jul.- La falta de afecto dentro del entorno familiar y los bajos recursos económicos son las dos causas más recurrentes que motivan - sobretodo - a adolescentes y jóvenes a involucrarse en actividades delictivas y formar parte de una pandilla.

Ese el diagnóstico emitido por el psicólogo de la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (FELCV), Abraham Choque, quien habló sobre el tema, en un intento de dar a conocer a la población las circunstancias que pudieron haber empujado a los antisociales a involucrarse en actividades ilícitas en nuestro país.

Banda de presuntos delincuentes en manos de la Policía boliviana.

Las dos circunstancias

La mayoría de las personas dedicadas a la delincuencia provienen de familias desestructuradas y disfuncionales, afirma el especialista, con una experiencia de más de 30 años de servicio en la institución verde olivo.

Según Choque, gente de todos los estatus sociales se involucra en este tipo de grupos delincuenciales en busca de aprecio. “Estas personas encuentran cariño y afecto en estos círculos sociales. Sienten que en su pandilla sí tienen amigos que los valoran y les prestan atención. No se dan cuenta que ya están muy involucrados sino hasta que se ven cometiendo actividades deshonestas junto con sus nuevas amistades”, explicó Choque.

Por otro lado, relata el experto, quienes se inmiscuyen en el contexto delictivo para mejorar su situación económica, lo hacen - al principio - tras sentirse impotentes de sustentar a su familia en sus necesidades mínimas.

“Ellos saben que lo que están haciendo no está bien. Pero con el paso del tiempo los remordimientos pasan y estas personas comienzan a desnaturalizarse y ver la actividad ilícita como algo normal”, cuenta el profesional, tras haber conversado y conocido la situación de infinidad de personas que cometieron algún crímen y ser sentenciados.

Para la mayoría, en ambos tipos de casos, “conseguir la plata fácil es una tentación difícil de dejar”, afirma Choque.

Cantidad de pandillas

De acuerdo con datos proporcionados por la Dirección Nacional de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) a través del Observatorio Nacional de Seguridad Ciudadana, entre 2011 y 2013 se registró un total de 762 pandillas juveniles en las ciudades capitales de departamento (excepto Trinidad e incluido El Alto).

En la ciudad de La Paz (zona central y zona sud) se encuentra el 34% de las pandillas; en Santa Cruz el 22% y en Cochabamba el 14%. En Oruro y El Alto, se encuentra algo más del 17% de estas agrupaciones. La población masculina representa el 79% y la femenina el 21%.

Tamaño de pandillas

Un tercio de ellas pandillas ejercita las riñas y peleas entre ellas. Seis de cada 10 se dedica a robos, hurtos, atracos y peleas callejeras. El 4,1% está conformado por cogoteros y quienes habrían cometido asesinatos, homicidios, secuestros y violaciones.

El 86% de los pandilleros emplea las armas blancas, sean contundentes, punzocortantes o combinadas. Las que manejan armas de fuego en combinación con las armas blancas son el 11%; el restante 2% utiliza otro tipo de instrumentos, como sogas y cuerdas. (Cambio)