La Paz, 20 jun.- Miles de danzantes, en la Festividad del Señor Jesús del Gran Poder, innovan pasos al ritmo de sus danzas; los bordadores también diseñan nuevos modelos de trajes y decorados de colores; y cada año se componen morenadas o se hacen arreglos de otras para las fraternidades. Estas expresiones del ‘arte vivo’ son renovadas cada año con la creatividad e inspiración que se originan en la devoción al ‘Tata’ del Gran Poder.

Este 2011, aproximadamente 30 mil bailarines, en la complementariedad del jaqi-warmi (hombre-mujer) con la danza, estarán agrupados en 63 fraternidades entre ‘pesadas’ y ‘livianas’, y se estima la presencia de unos 200 mil espectadores que se ubicarán en el trayecto de la Entrada Folklórica, conocida como la Fiesta Mayor de los Andes.

El municipio local, la Asociación de Conjuntos Folklóricos del Gran Poder y la Policía determinaron habilitar puntos de emergencia al inicio y final de la ruta. El palco oficial estará en la plaza del Obelisco y en la Plaza Camacho, además de la ubicación de los baños móviles de acuerdo con la Ordenanza Municipal que autoriza la realización de la fastuosa fiesta folklórica.

Festividad del Gran Poder 2011.Cada año, según algunos estudios, se mueven cerca de 20 millones de dólares, distribuidos en cuotas que se destinan a los disfraces, ensayos, bandas, orquestas, instrumentos autóctonos, locales, seguridad, mozos, cocineras, compra de comida y bebidas, además de una serie de actividades del comercio y los servicios.

La fiesta y devoción al ‘Tata’ del Gran Poder, que se originó en 1663 cuando la monja Genoveva llevó la imagen de Jesús con tres rostros, una significación de la Santísima Trinidad, al convento de las Concepcionistas. Ahora tiene miles de devotos que cada año aumentan no sólo en la hoyada paceña.

En todas las actividades que se relacionan con la Festividad del Gran Poder se muestra el ser de los Andes, el hombre andino; refleja su sentimiento comunitario, al igual que en los rituales del inicio de siembra o en las fiestas patronales, se lo hace de forma comunitaria.

Es decir que las individualidades desaparecen devoradas por el ‘ser colectivo’ de los Andes, que va cobrando realidad: el ayllu convertido en una unidad orgánica tangible y con determinación.

Está en los registros que el 12 de mayo de 1974 se creó la Asociación de Conjuntos Folklóricos del Gran Poder, que aglutina a las principales fraternidades de La Paz y las más representativas de otros lugares de Bolivia.

Los historiadores mencionan que la Entrada del Gran Poder ha cambiado en un proceso de desarrollo que también han tenido las danzas, pero el aspecto folklórico se ha mantenido en el tiempo. Las primeras fraternidades desfilaron por primera vez recorriendo las principales calles del vecindario de Ch’ijini, el 17 de octubre de 1940, día en el que se celebró la inauguración de la capilla del Gran Poder.

La tradicional entrada folklórica, como innovación de la demostración de danzas, fue aceptada en el sentimiento del pueblo por que el vecindario decidió repetirla los años siguientes.

El ingreso a Chuquiago de las demostraciones folklóricas permitió que junto a las danzas nativas provenientes de áreas rurales tradicionales en años anteriores, como los sikuris, kena kenas, k’arwani, mucululus, puj’sipias, k’antus, además de otros, surgiera una espectacular amalgama de trajes de creación heterogénea e identidad mestiza-criolla, que a la vez permitió que se originen grupos folklóricos —ahora fraternidades— acompañados por pequeñas bandas y conjuntos musicales. Entre los pioneros bailes en la primera mitad del siglo XX ya aparecieron también las kullawas y las llameradas, que hacen referencia en sus pasos a las antiguas labores del campo y del pastoreo.

Según el investigador Marcelo Arduz, la influencia del folklore, que no era exclusivo de la ciudad, sino de los barrios marginales como el de Ch’ijini, llegó a las clases acomodadas de la época, ya que en los acontecimientos sociales se comenzó a interpretar bailecitos y cuecas que antes se consideraban restringidos sólo para los ‘cholos’. Más de medio siglo después, la Festividad del Gran Poder posibilita la creatividad de pasos de baile, música, como las memorables morenadas, y el diseño de colorida vestimenta que se estrena cada año en la Entrada folklórica.

Lo novedoso de cada año se plasma en el ‘arte vivo’, que es producido por los músicos, los bordadores y también por los mismos danzantes que, como dicen, la fe y devoción deben renovarse cada año, al igual que los trajes y los pasos de las danzas.

(Edwin Conde Villarreal - Cambio)