23 de Marzo 2011.- Podemos decir que los conflictos bélicos marcan en diferentes sentidos la identidad de los países, es decir, de sus colectividades sociales, como también de sus ciudadanos en su individualidad.

En este sentido, la identidad de los bolivianos y bolivianas se encuentra asentada en el hecho de ser un país que ha iniciado las guerras de la independencia y ha sido el último en lograr su libertad, y tuvo que luchar sin descanso durante 16 años, muchos más que los otros países.

En nuestra historia hemos tenido cuatro grandes conflictos armados, los de la Confederación organizada por Andrés de Santa Cruz; los del Pacífico; los del Acre y los del Chaco. Ninguno de los conflictos ganamos. En la Confederación tuvimos grandes victorias, pero era muy difícil de enfrentar a la Argentina y Chile, apoyadas por las oligarquías colonialistas de Perú y Bolivia. Al parecer la derrota de Yungay frente a los chilenos da inicio a nuestra inoperante historia militar.

Rápidamente creemos que la Guerra del Acre se llevó la riqueza cauchera para el Brasil, y la del Chaco, la más triste de todas, se llevó la sangre de los contendientes porque el petróleo no quedó arrebatado como el caso del caucho y el salitre.

Dentro de estos hechos bélicos se puede pensar seriamente que el que marcó con mayor fuerza nuestra identidad, es la Guerra del Pacífico, no sólo por haberla perdido, sino porque nos despojó de nuestra propiedad sobre el inmenso mar.

Es por eso que nunca dejaremos de reivindicar nuestro justo derecho a la propiedad y soberanía sobre el mar. Nosotros, los bolivianos y bolivianas, nacimos a la vida libre con una importante costa marina, no nacimos mediterráneos, pero un país decidido a apoderarse de nuestra costa sin importar nuestro derecho, que demás fue secundado por la oligarquía boliviana que estaba más interesada en proteger sus mezquinos intereses, nos dejó enclaustrados. Al igual que en Yungay, los enemigos internos apoyaron a Chile en su victoria militar.

A un muy buen amigo chileno le pregunté: ¿qué es el mar para Chile? Quedó como en un vacío de respuesta, y es lógico, eso no se pregunta cuando se tiene en abundancia, pero cuando se lo pierde queda una herida que decididamente nunca cicatrizará hasta ser reparada con justicia.

Los bolivianos sabemos que el mar es la gran mirada al mundo, el espacio inmenso del que se es parte para llegar a todos los puntos cardinales, también es por donde llega el mundo a tu espacio con todas sus novedades. El mar es el espacio en que se crece junto con el mundo.

La pérdida del mar ha sido y es una tragedia para el país en su conjunto, tan grande es que siendo que con el Paraguay tuvimos una guerra más sangrienta y larga que con Chile, ahora tenemos relaciones diplomáticas plenas e incluso hemos intercambiado los trofeos de guerra. La herida está sanada.

Con Chile, pese a que tenemos lazos de amistad mucho más fuertes que con Paraguay, mayor cercanía y constante intercambio, no tenemos embajadores ni relaciones plenas, porque el mar es un derecho arrebatado al que nunca renunciaremos.

Es cierto que nuestra reivindicación histórica no debe postergar posibilidades de mejores relaciones comerciales y culturales con el gobierno de La Moneda, que avanza positivamente en la gestión de Evo Morales, pero renunciar al acceso soberano a nuestro mar, eso nunca, porque para nosotros el mar es un derecho.