La Paz, 4 mar.- Llegó el Martes de Ch’alla. Un día esperado por hombres, mujeres y niños, quienes dotados de pétalos de flores, duraznos, lucmas, chicha, alcohol, azúcar, confite, además de serpentinas, banderines, globos, mixtura, entre otros insumos, adornan hoy, desde muy temprano, su vivienda, terreno y pertenencias.

Decenas de vendedoras de estos insumos colmaron las calles con el propósito de abastecer a la población de los ingredientes necesarios para ofrecerlos a la Pachamama (Madre Tierra).

Martes de Ch’alla en BoliviaTestimonios de las propias caseras que se dedican a la comercialización de estos productos revelan que el rociado de los insumos dulces y naturales se constituye en uno de los manjares más exquisitos y preciados por la deidad.

De acuerdo con el sociólogo David Mendoza, mientras los primeros siete insumos del listado se anotan como parte de los elementos utilizados por nuestros antepasados desde antes de la llegada de los españoles como parte de los festejos del anata andino, los restantes son resultado de la instauración del carnaval, fiesta heredada de los españoles.

“La ch’alla es una libación a través de la cual se alimenta a los dioses con rituales, ofrendas, música y danza para que luego procuren condiciones óptimas para el crecimiento y la maduración de la cosecha, la producción de chuño y tunta”, explicó el sociólogo en entrevista.

Según la cosmovisión andina —explicó por su parte el viceministro de Descolonización, Félix Cárdenas— hay días peligrosos en los que las cosechas corren el riesgo de congelarse por la helada o arruinarse por los granizos. Por este motivo es que “en estos días hay que tener muy en cuenta a la Pachamama y darle ofrendas”, indicó.

MÚSICA ACOMPAÑA A CH’ALLA

Martes de Ch’allaAl respecto, el historiador Jesús Llusco informó que la tarqueada, la mohoseñada y la pinkillada son los ritmos de música con los que los pobladores de la región andina expresan a las deidades —desde antes del tiempo de la Colonia hasta hoy— sus peticiones para conseguir mejor producción en esta temporada del año.

“En el campo se ch’allan las chacras y las tierras, luego todos bailamos. Es lindo”, relata Manuela, pobladora de la provincia Los Andes, quien explicó que incluso se organizan entradas de danzas autóctonas, equivalentes al Jiska Anata o Anata Andino.

Según Mendoza, con el paso de los años, esta costumbre abarcó distintos ámbitos y espacios. Es así que las ch’allas se realizaron desde el viernes —e incluso antes— en los negocios, y oficinas en el área urbana.

RITUALIDAD Y OFRENDAS EN MARTES DE CH’ALLA

Entre los rituales ancestrales que se ofrece a las deidades andinas en estos días se encuentran las wajtas y las mesas, pero principalmente las chayawas.

Las wajtas (ofrendas) se arman a nombre de Ispalla, Puqutur Mama y Llallaw Mama, que son las emanaciones de la Pachamama, a la que Mendoza denomina “la gran madre que nutre a la humanidad”.

Las ‘mesas’ —explicó el sociólogo— son los rituales instalados por amautas y yatiris en forma de “nidos que contienen ingredientes sabrosos para la Madre Tierra”, tales como hoja de coca, tabletas de azúcar prensadas en formas simbólicas, grasa y fetos de llama.

¿QUÉ ES LA CH’ALLA?

La ch’alla es una libación ancestral andina, cuya práctica se constituye en una ofrenda a la Pachamama (Madre tierra), deidad venerada con el fin de obtener una cosecha óptima el presente año.

Expansión de la ch’alla en toda Bolivia

El historiador Jesús Llusco explicó que la tradicional ch’alla, también denominada chayawa, se constituye en una costumbre practicada en todas las regiones del país, sin distinción de clases sociales.

Según el experto, este ritual trascendió hacia los demás departamentos del país debido a la migración de habitantes paceños.

El sociólogo David Mendoza manifestó que esta apertura se debe “al momento histórico que vive el país”, en el que “ni los grandes empresarios quedan exentos”. (Cambio)